lunes, 12 de agosto de 2013

Vueltas no dejes de dar

Siento que antes todo era mas facil. 

Tal como explique previamente en "menos charla y mas accion", charlamos demasiado.

Tanto que tenemos el tiempo suficiente para pudrirnos o para cagarla. 

Yo me pudro o la cago, casi siempre alguna de las dos.

O no hago nada. No se cual de las 3 es la peor alternativa, o si muchas veces se van dando juntas las primeras 2. 

Detesto que me reboten. Lo detesto como pocas cosas.
Mi ego no esta preparado para sufrir esos golpes.

Pero con el tiempo, y gracias a las innovadoras tecnicas de algunas de mis "amiguitas" (por ponerles un nombre generico) descubri que hay algo que detesto todavia mas. 

Y es que me vuelteen.

Cosa lamentablemente muy frecuente.

El vuelteo consta de no decir que no, pero aplazar ad infinitum el momento de concretar. Se habla de todo, porque la comunicacion sobra, pero muy poco de lo que se dice termina en la accion.

Asi es como se llega facilmente a situaciones como "hablamos cotideanamente de lo mucho y fuerte que vamos a garchar" pero no nos vemos nunca.

Un parcial, una tia abuela enferma, un viaje, un exnovio que va y viene, una enfermedad, una salida con amigas, un cumpleaños, una borrachera excesiva, todas son excusas validas a la hora del vuelteo. 

Esas son algunas de las que me ha tocado ser receptor.

Pero no es eso lo peor, no, ni cerca esta de serlo.

Lo peor es ser el boludo que se cree todas y cada una de las genialidades que le inventan.

"Alejate, que te hable" es un consejo que he recibido una y mil veces, siempre con identicos resultados.

Me alejo (no soy tan obtuso como para ni siquiera intentarlo) siempre con el resultado de caer en el olvido, en el ostracismo momentaneo.

Y no, a mi no me hablan. Que le vamos a hacer, las ventajas que lleva el lindo.

Conchudas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario